Parece que fue ayer, pero ya han pasado tres años

Hoy, 11 de abril de 2013, el blog cumple 3 años. Nunca hubiera imaginado tenerlo durante tanto tiempo y seguir queriéndolo como lo hice desde el minuto 0.

Estoy orgullosa de seguir con el blog. ¿Por qué bloggeo? ¿Qué gano con ello? 

Desconectar, desahogarme, encontrar un sitio al que pertenecer. Hablo de lo que quiero, sin miedos, con seguridad. Me puedo sentir libre de expresar lo que quiero, sin autocensurarme ni sentirme cohibida, siendo yo misma pero sin acabar de desvelar quién es ese yo.

Y es que al otro lado de la pantalla hay una chica. ¿Verdad que a veces se nos olvida esto? Esta chica tiene una vida y hace lo que puede por seguir adelante, sin perder las esperanzas ni las ilusiones. Os voy a desvelar una pequeña parte de mi yo de afuera: S. no lo está pasando muy bien que se diga y lleva ya mucho tiempo así. No voy a dar detalles. S. no es la única que sufre en el mundo ni la que más lo hace. Todo el mundo tiene sus problemas, y cada uno los afronta como puede. No os confío este secreto para dar pena, sino para que entendáis lo que os voy a decir.

Porque cuando esa peculiar S. llega a casa y se abstrae del mundo, escribiendo (ya sean relatos que nadie leerá nunca, entradas del blog o un miserable tuit), al fin consigue rozar ese cielo todavía inalcanzable en su vida real. Lo intenta tocar con la yema de los dedos y, aunque nunca lo llega a palpar, sabe con certeza que existe, que está ahí, y que algún día flotará en él. Y le da igual no saber cómo es, porque conseguirá llegar algún día y lo apreciará ella misma. Y seguro que es mejor que cualquier cosa que hubiera podido imaginar.

A día de hoy puedo aseguraros que me siento como Anna Frank escribiendo en su diario. ¿Pero cómo pude escribir lo que escribí en mis inicios? Ese Libro me Gusta me ha visto madurar y ha sufrido las consecuencias. Por eso, en estos tres años el blog ha ido cambiando, y lo seguirá haciendo. Porque esa S. ya no es la misma que al principio y ella también mudará su rostro por el que realmente está en su interior. Pero siempre siempre será vuestra Sedy. Y, quién sabe, quizá algún día S. pueda explicaros con pelos y señales cómo es ese cielo que anhela. Porque llegará seguro. Y lo tocará. For sure.

Y para acabar, lo más importante: gracias a todos. Por seguir el blog. Por leerlo. Por reíros con él o indignaros y comentar. Por manifestaros y decir la vuestra. Por tener pensado regalarme un unicornio para los 18, que ya llegan pronto (por cierto: ¡gracias!). Por seguir soñando con los libros junto a mí. Por seguir indignándonos juntos. Por ser tantas personas con vida, que también se abstraen de ella con el blog. Por encontrar tantos medios limones entre vosotros. Por cada carcajada, lágrima o sonrisa que hemos sacado en el mismo momento de una novela y que nos ha acercado inconscientemente. Por haber leído todo esto hasta el final. En fin. Muchas gracias.