Un autor novel, una furgoneta Volkswagen de esas que tanto me enamoran y un título con el que tanto me identifico... Una historia que me llama y una concepción diferente del mundo que se atisba con sólo mirar el libro. ¿Qué más razones necesitaba para sumergirme en su lectura?
Autor: Asier Triguero
Idioma de lectura: Castellano
Páginas: 224
Editorial: Editorial Seleer
Editorial: Editorial Seleer
Encuadernación: Rústica
Precio: 15,95€
Precio ebook: 2,70€
Precio ebook: 2,70€
ISBN: 978-84-15615-21-7
Adquirido: Envío Editorial
Sin spoilers
Pereza, rutina, conformismo, falsedad... Si un ciclo en tu vida acabase, si agotases toda tu energía vital, si no tuvieses nada más que hacer en un lugar... ¿Entrarías en caída libre o dirías "Me Quiero Ir"?
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Francia. Siete Personas. Caminos que se cruzan. Lazos que se crean. Ésta es su historia.
Didier es padre soltero. Su hija, Monique, es su viva imagen. Comparten pensamientos y una pasión: el surf. A pesar de tener 11 años, Monique se muestra tan madura que acaba llegando a las mismas conclusiones que su padre: se tienen que ir.
¿Empiezo por lo bueno o por lo malo? Mejor comienzo explicándome: este libro me ha fascinado en ciertos puntos tanto como me ha horrorizado en otros. Después de unas dudas sobre la editorial, investigué un poquito y entendí el qué. La editorial Seleer (AQUÍ su web) funciona diferente a cualquier editorial puramente comercial. Esto puede jugar tanto en nuestro beneficio como en nuestra contra.
Nada más abrir el libro, leemos un prólogo que hace más mal que bien. Poner la novela por las nubes antes de comenzarla puede crear unas expectativas que al final no se ven cumplidas. Si, por el contrario, se comienza el libro sin saber nada, es muy posible que se acabe con buen sabor de boca por la sorpresa que haya supuesto. Por eso yo me leí el prólogo e intenté no hacerle mucho caso ni crearme falsas ilusiones.
Por fin llegué a la novela. Comencé a acostumbrarme a la peculiar manera de narrar de Asier Triguero, que me conquistó desde el primer momento (de eso ya hablaré más adelante).
Ya en el principio, el autor nos deja entrever su pasión por el surf. Cualquier surfero que lea el libro podrá sentir la emoción en las olas; pero yo, algo parecido a una simple hikikomori, difícilmente me aclaraba. Las emociones las tenía a flor de piel, pero cuando comenzaban los tecnicismos aclarados a pie de página y demás, las lucecitas se apagaban y el libro se me antojaba paradójicamente distante, pese a que segundos antes estuviera dentro del mar, al lado de los protagonistas. Por suerte, esto sucede en contadas ocasiones y no llega al punto en que el libro se antoje pesado.
Lo que nos puede hacer abandonar por el camino son los muchos errores que hay. No me considero una experta, pero si algo le sobra al libro son laísmos, tiempos verbales cambiantes en un mismo párrafo, errores tipográficos, errores ortográficos, signos de puntuación que dificultan la lectura (tanto abuso de comas me ha ahogado), ausencia de comillas o dos puntos... Cuesta acostumbrarse a pasar todo esto por alto.
Otro punto que nos puede hacer no meternos del todo en la historia, o al menos a mí me ha pasado, es el no conectar con los personajes hasta que no sabes su historia (cosa que ocurre por la mitad del libro, más o menos). Eso sí, una vez has llegado hasta aquí, todo lo sufrido puede merecer la pena.
El estilo de Asier Triguero -y lo repetiré las veces que haga falta- me ha encantado. Sus técnicas narrativas son dignas de admiración. La manera de introducir a los personajes, todos los matices que tienen y esa furgoneta con música... Su narración hace que todo sea más palpable, que cada suspiro de un personaje lo podamos notar como algo propio, que nos inunde ese rollo hippy del que va la novela... Porque sí, leyendo esta novela puedes sentir lo que es ser un hippy. Por mucha miseria que haya, por muchos problemas que surjan... ¡Ahí tienes tus amigos y tu tabla de surf; Carpe Diem!
Quizá esto sea imposible llevarlo a cabo en la vida real e incluso no estés de acuerdo con esa idea de ver el mundo (yo soy la primera en admitirlo). Pero con Me Quiero Ir puedes experimentar esas sensaciones quizá difíciles de conseguir en la vida real. Vas a inundarte de buen rollo y (¿por qué no?) a disfrutar y vivir el momento.
Quizá en algunos momentos el libro te desconcierte por los giros que da o te deje con alguna que otra duda en la cabeza... Pero después de explicaros todas mis sensaciones, puedo afirmar que, si volviera al pasado, volvería a leer la novela. Porque me ha gustado bastante, dejando aparte todo lo que ha jugado en contra de la historia; todo lo que ya he comentado al principio.
A todos a los que la frase "Me quiero ir" os haya pasado por la cabeza, incluyendo a los que les golpetee las paredes craneales día tras día, os recomiendo esta lectura.
Esencia de vacaciones cerebrales dentro de Me Quiero Ir. Playa, amigos, buen rollo... Felicidad. ¿Qué más se puede pedir?
Didier es padre soltero. Su hija, Monique, es su viva imagen. Comparten pensamientos y una pasión: el surf. A pesar de tener 11 años, Monique se muestra tan madura que acaba llegando a las mismas conclusiones que su padre: se tienen que ir.
"-...he conseguido ahorrar algo más que nos puede permitir salir en búsqueda de algo, había pensado que como es verano y ya has acabado el curso, podríamos emplear unos de vacaciones de búsqueda [...]
-Pero... ¿qué iríamos buscando, una mejor condición social o nuestro verdadero sitio?
-Un sitio en que ni tú ni yo oigamos esa voz que dice me quiero ir. El sitio en el que no nos sintamos de vacaciones"
¿Empiezo por lo bueno o por lo malo? Mejor comienzo explicándome: este libro me ha fascinado en ciertos puntos tanto como me ha horrorizado en otros. Después de unas dudas sobre la editorial, investigué un poquito y entendí el qué. La editorial Seleer (AQUÍ su web) funciona diferente a cualquier editorial puramente comercial. Esto puede jugar tanto en nuestro beneficio como en nuestra contra.
Nada más abrir el libro, leemos un prólogo que hace más mal que bien. Poner la novela por las nubes antes de comenzarla puede crear unas expectativas que al final no se ven cumplidas. Si, por el contrario, se comienza el libro sin saber nada, es muy posible que se acabe con buen sabor de boca por la sorpresa que haya supuesto. Por eso yo me leí el prólogo e intenté no hacerle mucho caso ni crearme falsas ilusiones.
Por fin llegué a la novela. Comencé a acostumbrarme a la peculiar manera de narrar de Asier Triguero, que me conquistó desde el primer momento (de eso ya hablaré más adelante).
Ya en el principio, el autor nos deja entrever su pasión por el surf. Cualquier surfero que lea el libro podrá sentir la emoción en las olas; pero yo
Lo que nos puede hacer abandonar por el camino son los muchos errores que hay. No me considero una experta, pero si algo le sobra al libro son laísmos, tiempos verbales cambiantes en un mismo párrafo, errores tipográficos, errores ortográficos, signos de puntuación que dificultan la lectura (tanto abuso de comas me ha ahogado), ausencia de comillas o dos puntos... Cuesta acostumbrarse a pasar todo esto por alto.
Otro punto que nos puede hacer no meternos del todo en la historia, o al menos a mí me ha pasado, es el no conectar con los personajes hasta que no sabes su historia (cosa que ocurre por la mitad del libro, más o menos). Eso sí, una vez has llegado hasta aquí, todo lo sufrido puede merecer la pena.
"Siguieron disfrutando de la tranquilidad de un momento manufacturado para ellos, de esos momentos en los que no es necesario hablar y no son tensos, de esos en los que mirar explica más que dos tomos de una enciclopedia, de esos en los que llegas a pensar que hasta la más mínima brizna de viento surge porque tú estás ahí"
El estilo de Asier Triguero -y lo repetiré las veces que haga falta- me ha encantado. Sus técnicas narrativas son dignas de admiración. La manera de introducir a los personajes, todos los matices que tienen y esa furgoneta con música... Su narración hace que todo sea más palpable, que cada suspiro de un personaje lo podamos notar como algo propio, que nos inunde ese rollo hippy del que va la novela... Porque sí, leyendo esta novela puedes sentir lo que es ser un hippy. Por mucha miseria que haya, por muchos problemas que surjan... ¡Ahí tienes tus amigos y tu tabla de surf; Carpe Diem!
Quizá esto sea imposible llevarlo a cabo en la vida real e incluso no estés de acuerdo con esa idea de ver el mundo (yo soy la primera en admitirlo). Pero con Me Quiero Ir puedes experimentar esas sensaciones quizá difíciles de conseguir en la vida real. Vas a inundarte de buen rollo y (¿por qué no?) a disfrutar y vivir el momento.
Quizá en algunos momentos el libro te desconcierte por los giros que da o te deje con alguna que otra duda en la cabeza... Pero después de explicaros todas mis sensaciones, puedo afirmar que, si volviera al pasado, volvería a leer la novela. Porque me ha gustado bastante, dejando aparte todo lo que ha jugado en contra de la historia; todo lo que ya he comentado al principio.
A todos a los que la frase "Me quiero ir" os haya pasado por la cabeza, incluyendo a los que les golpetee las paredes craneales día tras día, os recomiendo esta lectura.
Esencia de vacaciones cerebrales dentro de Me Quiero Ir. Playa, amigos, buen rollo... Felicidad. ¿Qué más se puede pedir?
Oh lastima los errores no? porque debe ser una buena novela!
ResponderEliminarEs muy difícil encontrar hoy en dia una narración que contagie buen rollo.
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